Recuerdo tres episodios, que fueron muy fuertes, el destino no quiso.....El primero, muy pequeña, me gustaba hacer como creo la mayoría de los niños, como cuevas, o aislarse, en los armarios, y ahí construir una vida, con mis muñecos. Tenía largas conversaciones, y le agregué un candelabro, y le puse una vela de las que se usaban en los cumpleaños, estaba muy contenta, del ambiente que había creado.....Cuando se acerca mi hermana me ve, y me dijo- pero vos sos idiota, no te das cuenta que con eso te puedes prender fuego.- Ciertamente en aquella época, había la costumbre, de ponerle una funda de nylon a los abrigos, durante el verano, para preservarlos y la llama estaba cerca.....
La segunda vez, es cuando mi hermana que me lleva dos años y medio, cumple quince años, y quiere que se celebre con una fiesta, a la cual estabamos todos muy entusiasmados. Su madrina le había regalado, un albornoz, de tela capitoneada, ya que ella cumple en el invierno. Y muy contenta, me lo puse era largo, como la casa era fría ,se calentaba con unos paneles de gas, adosados en la parte inferior de la pared., a los que yo me acercaba de espalda, cuando veo la llama que sale detrás de mí....salgo corriendo, saltando por arriba de las camas.Mi hermana seguía imperturbable, frente al espejo, maquillándose para su gran noche. Y yo cada vez más, avivaba el fuego, hasta que mi madre, logra atraparme , me monto a horcajadas, y mi padre con su mano curtida, apaga el fuego con sus manos......Siempre me pregunté, porque a nadie se le ocurrió,sacarme el bonito albornoz....que quedó totalmente chamuscado.Luego se cortó y se reutilizó .Claramente mi costumbre de acercarme al panel, era con algo más corto. Pero esa experiencia, cuando la relato, me palpita el corazón, porque podría haber sido un desastre, prender la casa fuego....En fin....el destino no quiso, todavía era muy joven....Y la tercera y nunca se sabe si última, fue cuando un amigo de mi padre, le trae, de Estados Unidos, un masajeador eléctrico. Ohhh.... que maravilla!!!! Lo enchufé, y me acuesto arriba, cuando estoy en lo mejor, aparentemente, porque era la primera vez que lo utilizaba, siento un calor profundo en la espalda, al principio creí, que era parte del masaje y seguí, cuando entro a sentir olor a quemado, se chamuscó lo que llevaba puesto. Se hizo un gran agujero en el masajeador ....La corriente que se utiliza en los Estados Unidos no es doscientos veinte, así que esa fue la tercera vez, que sobrevivo de no prenderme fuego o en esa oportunidad, de quedar quizás electrocutada.....