Eran fuego, eran luna y eran magia,
y los junto, porque nunca andaban juntos, uno hablaba, otro cantaba,¡Qué genial!
y encantaban, asombraban e ilustraban,
y el gran juez, los borró de su cuaderno, y les dijo ya no más,
ironías y locuras, de este mundo y sus burradas,
ya no están por estos puertos, ya sus voces no se escuchan, más sus versos los recuerdo, sus tonadas y armonías, de verdades y las curas, de nosotros y de todos, de este mundo gris y pobre,
y lo bueno dura poco y lo malo aquí se aferra, se encadena y se somete,
y lo bueno causa euforia y trasciende en este arte, pero hay frenos y otras normas que envenenan y nos hunden,
los recuerdo y los admiro a esos dos libertadores, de las letras y los versos, no callaban ni fingían, sí llegaban y arrasaban con las brechas y murallas, con los nudos y barreras de los asnos y verdugos, de pocilgas y guaridas, de las ratas y los cuervos,
muchas rosas, muchas flores a los dos por ser tan grandes,
y las gracias son eternas, pues aquí dejaron huella.