Simon Abadia

Abismo

Abismo

 

Estoy sumido en el abismo
y lo flácido del vacío
me da bienestar.
Los silencios tenebrosos dan quietud,
la vivencia se adapta en sus huecos
y ante la ingravidez del espacio
hasta el cuerpo pesa menos.
Los ecos se transforman en delirios
y como se junta el grito con ellos
lo mejor es guardar silencio
para no confundir los deseos.
¿ A caso Dios no existe en los vacíos?
¿ Estamos acoplados a sus silencios?
Yo grito
y nadie me contesta.
Quizá sean los retumbos que molestan.
Y ante tal experiencia
quiero vivir pegado a los mutismos
por si algún día,
Dios rompe sus silencios.