¡Esta noche suena el teléfono!
Está llegando la noche y el teléfono no para de llamar, presiento que quieres hablar conmigo,
Suena un eco de bajo de mi almohada, en voz de susurros y presiento escucharla,
Y siempre suena la dulce melodía, dejándome una duda al acostarme, siento la melodía en algún rincón de las cálidas de mis sabanas blancas, tengo la duda de que si abra un mañana,
Deja que el teléfono suene y llegue la noche, la luna entra por mi ventana culpándose de la llamada, entra una mano misteriosa y la arrastra a esa luna plateada,
Lazándola al viento, arboles se mueven hojas secas arrastra el viento cabreado,
La noche está llegando la brisa latente es culpable, de este miedo que me aferra,
Si me acuesto y me arrastra, por los caminos de la santa aurora, no son mis sueños no es el sonido del teléfono, es la impresión de mi alma latente, que en tiende que la oscuridad de la noche me aguarda bajo las sabanas blancas de mi morada, yo duermo y tiemblo bajo las temblorosas sabanas, sabiendo que el eco en voz no para de susurrarme,
Pongo música celestial a mis oídos para no sentir la ignorancia de esta misteriosa vida,
Sueño y busco aquellos luceros verdes, bajo las sabanas que mi cuerpo rozan deslizándose,
Como ríos de sangre por mis venas, miedo tengo que la noche llegue,
Y que el teléfono suene susurrándome al oído bajo mi cabeza encima de mi almohada,
Escucha el viento que suena, son voces de arboles llorando porque el viento hojas de sus ramas arrancan, y el árbol de pena se va secando, y yo en mi lecho me estoy adormilando,