Cuando las mejores palabras,
como herramientas escogidas del maletín - verde esmeralda -
del compartimiento de la concordia y entendimiento,
ese que tapa el Ego, tan inútil como siempre,
y que a su vez esconde al fondo a Orgullo,
dominado por la más noble de las causas,
son lanzadas como vengalas de socorro
en mitad de un mar sordo envenenado
sabiéndose repleto de estibas y atraques de adecuada envergadura,
y nada acude a remolcar la desdicha de tu morse, en donde no hay lugar a emoticonos,
cobra la importancia que merece
el registro de la caja negra.
Podremos hundirnos, yo y mi yo,
y mi fragata antaño tan ágil y pirata.
Pero dentro de la caja, encontrarán
perdurando para siempre,
mi verdad encarcelada
en estridente onomatopeya.