Ecos de la calle Candelaria
Querencias ancestrales,
amores inmortales,
caña y verdes maizales,
dan identidad
a sus lugares,
que en bellos paisajes
reciben a sus natales.
La estirpe abre la brecha
que pulula en el terruño,
inspirada en la esperanza,
en la luz de la luna.
El tañer del campanario,
anuncia la eucaristía,
el padre saluda
y da su homilía.
Abuelas e hijas
rezan por la vida.
Se abrazan y se dan la paz
luego, a casa, van.
Llegan llenas de fe,
conversan y comparten,
entre sorbos de café,
saludan con interés.
La Virgen de la Candelaria, su matrona,
ilumina sus andanzas
y las llena de confianza.
Esta rúa de Arenas,
pueblo indomito,
de múltiples faenas,
cuna de épicas,
de resistencia
ante la crueldad colonial,
es feraz zona,
que ara su tierra,
su fecundidad,
su properidad.