Surge el salitre de las bocas
del hambre. Comienzan las
estructuras del aire a tambalearse.
Cicatrices que mueven las pavesas.
Muerde la cicatriz el sueño, esporas
esparcidas por el viento, hasta quedar
atrapadas. Nieve de otros tiempos,
rosales injertados, tobillos de arena
llenos, hasta los crepúsculos coagulados.
Congénitas, las noches se suceden.
Parten por la mitad el alba, murciélagos
y latigazos de luz y resplandores.
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