Se escapa el viento
y pasa entre los dedos
sin rumbo fijo.
Caracolea
la brisa en tu mejilla
junto a mis besos.
Y es que mis labios
te ofrecen su cariño
por este medio.
De todas formas
el viento es compañero
inseparable.
Va con nosotros,
reparte los mensajes
y los silencios.
Cuando se duerme
dormimos en sus brazos
sobre las nubes.
Quizás no escapa
y solo está jugando
con nuestros sueños.
Él los comparte,
es cómplice y testigo,
cierra los ojos.
Pero sonríes
y el viento, tu sonrisa,
deja en mis labios.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/22