No quiero ni un reclamo
a mi partir
por eso es que lo emprendo
por la noche
cuando el sueño te robe
la palabra
y la luna ilumine mis caminos.
No quiero que me pidas
que me quede
ni quiero que me pidas
que te lleve
regando tu veneno
y tus historias
y pidiendo que te ayude
con tu mugre.
En todos estos años
yo soñaba
amarte sin permiso
de tu mente,
provocando calores y sentido
y llenando tu cabeza
de colores.
Digamos que hoy las alas
quedan libres
igual que las cadenas
en el piso,
buscando libertad
para las almas
al volar sin prejuicio
cualquier cielo.