A UNA LÁGRIMA.
Esa lágrima que brota,
espontánea… Instintiva,
es deshago de una alma,
o de suspiro a la deriva.
Así la noche discretamente,
sobre la hierba dormida,
ofrenda su rocío inminente,
como esa lágrima vertida.
La mar ofrenda también,
tantas lágrimas de brisa,
humedeciendo el andén,
del Ocaso que agoniza.
Y esa lágrima serena,
que surca noche oscura,
es despecho o ternura.
… Beatitud o pena.
Es naufragio de un amor
o ilusión que vuela y vive,
más entre dicha o dolor…
Una lágrima no se inhibe.
Esa lágrima no juzguéis,
como cobardía de un azar,
pueda ser que alguna vez,
la tengamos que llorar.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)