Escribir es una odisea
de realidades y leyendas,
ideas, utopías y quimeras,
alas del alma que vuelan
hasta superar fronteras.
Un elixir de Dios
que el hombre crea.
Acto sagrado
que suscita letras,
el libro, su tenor,
y sus exegetas.
Escribir es amar el tema
y al hacerse texto,
es conciencia que rema.
Escribir, sublime pasión,
fecundo canal,
el abordaje del nosotros,
el palpitar del corazón
el caudal del mundo,
externo y plural,
el encuentro con otros
en el campo primaveral.
El libro no es del autor,
es patrimonio del yo,
de quien lo lee con devoción.
Es una mina de oro
que genera conciencia,
luz en la senda,
esa que se anda
y avizora el tesoro.
El vademécum del hombre,
pensamiento y acción,
el sueño realizado,
el plan consumado,
el inicio, el final
y el renacer.
Un a mi manera,
que da identidad
a lo hecho con amor
y excelsa libertad.
Con el abecedario,
construye palabras,
surge el don de escritor,
cuál brillo de Dios.