Audaz guerrillero de sangre muy digna,
tu fuiste consigna y espectro de amor,
y siguen tus versos harenes poblando,
la paz conquistando, también el honor.
Intrépido y firme los prados surcaste
y rimas brindaste con rayo de sol,
«¡Oh, Borges egregio, te grita una estrella,
la viva doncella que alumbra al farol!».
Los pasos que diste revolucionario
conducen a diario la fascia ideal.
«¡Oh, gran comandante lo dice la tierra,
ganaste la guerra bordeando el cañal!».
Le diste al cuatrero la pugna debida
que en gloria se anida con ecos de honor.
La gente te aclama: «¡oh, Borges sagrado,
la paz has dejado, consigna de amor!».
Samuel Dixon