Ben-.

Densidades-.

Habrá un cuerpo quizás

en la derrota última íntima

prosperando a favor del vacío

su ínclita majestad falacia

en lo inquebrantable del océano

palpitando sedas contrarias, deslices

estomacales. Habrá una odisea

de labios, la indigestión de una diosa,

su flema drenada, destilando metálicos

llaveros de obsidiana. Una flecha incendiará

aires opuestos, contraventanas iracundas,

habrá quizás un cuerpo, en la derrota íntima,

arcaica.

 

 

 

No, no seguirá el frío al gélido resplandor.

Tras la tráquea el opositor disminuirá su celo dogmático,

su diestra señoría sucumbirá bajo los testículos prudenciales.

No, no seguirá el sarmiento abrasando los hologramas.

Tampoco la vida estrenará bocas arrasadas por el hambre.

La discordia de una guerra que todavía colea-.

 

 

 

Llenando y merendando periódicos

deglutiendo el ánimo balsámico

la concubina aplazada el accidente geográfico

el malestar de un hígado que hunde su raíz hipoalergénica.

En lo hondo, lo más profundo, se estanca

y cubre su postura de sueño realizable apenas-.

 

 

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