“De su envanecimiento delirante . . .”
Ya van dos veces que ocurre,
Amlo de locura escurre
en mañanera proclive
y el egocentrismo exhibe.
En dislates no repara,
a un diamante se equipara
dando lectura a un poema
de Rubén Darío emblema.
En su voz aguardientosa
aja a tal piedra preciosa
con gran yoísmo pedante
engreído, petulante.
Incurre en tal desvarío,
ya imagino al buen Darío
revolcándose en su tumba
quejándose en ultratumba.
Porque el peje cual bandido
le cambió, pues, el sentido
a tan hermosa poesía,
lo cual no se merecía.
López engaña bastante
porque él no es un diamante,
cuando mucho, sobre todo,
será la gota de lodo.
Que a México ha enfangado
en la ignominia embarrado
del más grave retroceso,
retrógrada sin progreso.
Ya es preocupante el estado
mental de Andrés, trastornado,
luce enfermo de la choya
al compararse a esa joya.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 17 de octubre del 2022
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