¡Ay amor! ¿Porque ya no llegas más?
La luz triste y extraviada, baja
con la humedad del mar
por el camino de mi soledad.
¡Ay amor! ¿Sabes, no he de olvidarte jamás?
Las sombras con su mortaja
llegan hasta aquí para llorar
sobre los ríos de sangre de mi soledad.
¡Amor, sublime amor! ¿Acaso te olvidarás de mí?
Todo lo oscuro de la noche ciega
resbala con su sed de llanto;
Ahora que toda la luz es tuya y sufren en mí
las sombras, ahora que la lluvia riega
el desierto de mi hondo quebranto.