Sentado en el banco del puerto estaba el Soñador.
Con los ojos cerrados, disfrutando del sol otoñal que le envolvía con su tibieza, cuando de repente el sonido de las olas, le hizo abrir los ojos, frente a sus ojos, la más bella presencia con forma de mujer se encontraba parada deliciosamente a dos pasos de él.
Los ojos azul cielo, chispeando de alegría, el pelo oscuro entre sus dedos que dejaban caer las gotas sobre la hierba, gotas que no tenían ningún apuro por abandonar la hermosa suavidad de su rostro.
Su piel blanca brillaba al sol, sus piernas temblaban con la fresca brisa que rodeaba su cuerpo.
En un momento mágico, el soñador vio la sonrisa más hermosa que jamás había imaginado, sí, frente a él, la sirena que habita el lugar, había decidido regalarle su presencia, un momento mágico, el soñador abrió y cerró los ojos varias veces, para asegurarse de que no era un sueño, y por una vez, pudo comprobar que la realidad era más hermosa que cualquier sueño.
La sirena tomó su toalla, sus pies desnudos caminaron sobre la hierba fresca, dejando huellas que para el soñador eran como pequeñas estrellas que se brillaban frente a sus ojos.
La sirena, le había hecho al soñador el regalo más hermoso que uno pueda imaginar, cuando se alejaba retorno su mirada y desde lejos le dedicó una sonrisa llena de sol que hacía brillar sus pequeños dientes blancos.
Así fue como desde ese día, nuestro soñador venía cada dia a sentarse en el mismo banco del puerto, esperando el milagro de ver aparecer a la sirena de la sonrisa encantada.... El Quijote de la Rosa 🌹