Niña mía voy a colgar en tu pecho
los te amo que necesites cada día;
y podría darte un gajo de te quieros
con un puñado de besos en la boca.
Por las noches sobre ti derramaría
mi lujuria y mis desmedidas pasiones
en ese acto libidinoso arderían
muy agitados nuestros dos corazones.
Nuestros palpitares serían canciones
entonadas con un gemir arrítmico;
y nuestros cuerpos de esta manera entonen
al así movernos, movimientos sísmicos;
que se dan por amar así ¡así a montones!