Cada tanto me abrazo a mi soledad.
Nunca la olvido
Nunca la dejo a un lado porque fue ella quien me sostuvo en sus brazos cuando el resto me dejaba de lado.
Cada tanto la abrazo, la cuido, la visito.
Cada tanto recorro sus calles oscuras, su pasado, sus recuerdos.
Cada tanto la miro y le agradezco.
¿Qué seria de mí sin la soledad? No lo sé, lo único que sé es que un día desperté y ahí estaba, pero en vez de alejarla le hice un hueco en mi vida, la acepte, la comprendí, la dejé ser.
Y entonces cada tanto cuando el mundo hace mucho ruido, cuando las personas son un caos, cuando no encuentro otro refugio más cálido, es ahí cuando la visito.
Es ahí cuando nos volvemos a ver y es ahora ella quien me comprende, quien me deja ser y quien me deja entrar cuando necesito en donde estar.
-Denise Arredondo