Desencadenada de mí, solo soy una más en la fila de tus musas,
me despersonaliza tu mirada mendigante, me liga a ser
solo la estatuilla qué no desea sino servir a la lasciva caricia.
Me desarma tu boca consumiendo del ser que soy
y la energía que no tengo, me desvisto y descubro
en alterada visión de quién se sirve de mi,
como en piel ajena operante.
Desvanezco tu deseo, mientras me trasformo
desde la percepción ajena, en un amorfo ser sin sueños.
Ansió con desmesura volverme a alguien, que al fin tus manos
modelen mi carne como la deseas, necesito llenarme
de humanidad para dejar de ser tu muñeca.
Porque no sabes que yo soy, aunque no empate con la que quieres,
yo existo a pesar de la donación de mis miembros
a la vida que solo por tu aliento tengo, padezco
¿No ves cuánto padezco?
Soy sustancia qué sirve a los encuentros, y soy
mas que la materia que no quiere ser vasija,
receptáculo de indiferencia y el abandono
después de la evocación de un aliento.
Suspende ya la búsqueda, solo mira lo que ofrezco.
Soy la clave medular entre quién fuiste y quién no serás,
tu acceso central para encontrarte,
mis manos pueden devolverte por entero.
Poeta hacedor de universos, yo te tengo,
soy el secreto que te esclaviza, soy lo mas intimo de tus recovecos,
te poseo, entre mis piernas has quedado preso.
Déjame devolverte maestro de las artes amatorias,
el amor mismo qué sin querer me has dado en cada beso...
déjame devolverte al sereno, a la tierra fértil de lo étereo.