José Luis Barrientos León

Cuando volvamos a vernos (A mi padre.)

 

A donde quiera que mire,

llegan las horas con sus viejas heridas,

caen las hojas secas desafiando la memoria,

se amontonan recuerdos desprendiéndose de las sombras

las palabras invaden la oscuridad, sin eco, sin tono,

y las formas se desprenden de su figura,

hasta convertirse en melancolías,

que envuelven las almohadas,

suspirando de nostalgia.

 

Cuando volvamos a vernos,

llegarán las horas nuevas, sin tiempo,

exasperando las distancias,

aniquilando soledades,

llegarán los días nuevos, sin crepúsculos despertinos

fragantes de esperanza, de luz al alba

transcurrirán las horas, pasarán los días

olvidando el tiempo y su amenaza de consumirnos

 

Cuando me abraces de nuevo

No habrá más paredes grises

Ni sueños derrumbándose en mis manos

Florecerán de nuevos los lirios

aquietando la brisa que refresca el jardín

mientras mis manos te reencuentran

para asirme a tu hombro

hasta concluir el curso de la vida

 

Cuando el silencio nos una de nuevo.

Sin sombras que se ciernan sobre el espacio.

Sin lápidas que nos condenen a partidas.

Sin palabras que castiguen con despedidas.

Sin pájaros enormes que amenacen el tiempo.

Sin dogmas ni sacramentos que nos alejen del afecto.

Sin heridas ni sarcomas que torturen y laceran el alma.

 

Cuando el silencio nos una de nuevo

te abrazaré con mis besos

te gritaré en el silencio,

aquí estoy padre mío.

He vuelto.