A donde quiera que mire,
llegan las horas con sus viejas heridas,
caen las hojas secas desafiando la memoria,
se amontonan recuerdos desprendiéndose de las sombras
las palabras invaden la oscuridad, sin eco, sin tono,
y las formas se desprenden de su figura,
hasta convertirse en melancolías,
que envuelven las almohadas,
suspirando de nostalgia.
Cuando volvamos a vernos,
llegarán las horas nuevas, sin tiempo,
exasperando las distancias,
aniquilando soledades,
llegarán los días nuevos, sin crepúsculos despertinos
fragantes de esperanza, de luz al alba
transcurrirán las horas, pasarán los días
olvidando el tiempo y su amenaza de consumirnos
Cuando me abraces de nuevo
No habrá más paredes grises
Ni sueños derrumbándose en mis manos
Florecerán de nuevos los lirios
aquietando la brisa que refresca el jardín
mientras mis manos te reencuentran
para asirme a tu hombro
hasta concluir el curso de la vida
Cuando el silencio nos una de nuevo.
Sin sombras que se ciernan sobre el espacio.
Sin lápidas que nos condenen a partidas.
Sin palabras que castiguen con despedidas.
Sin pájaros enormes que amenacen el tiempo.
Sin dogmas ni sacramentos que nos alejen del afecto.
Sin heridas ni sarcomas que torturen y laceran el alma.
Cuando el silencio nos una de nuevo
te abrazaré con mis besos
te gritaré en el silencio,
aquí estoy padre mío.
He vuelto.