Las pollas mundialistas anuncian en la radio,
Los triples de Stephen Curry deslumbran la NBA,
La ATP en finales, Djokovic llenando estadios,
¡Qué pocos los partidos que transmite ESPN!
Y salto entusiasmada a mirar cada deporte
Sintiendo presurosa la sangre a través de mí.
Cada segundo es vital, ¿De cuánto haré el importe?
Me abruman las opciones, ¿Será que voy all-in?
Y sigo desenfrenada desafiando a las cuotas:
Gana Bulls. Pierde Ecuador. Casper Ruud regala el set.
Llevo hoy ya cincuenta apuestas pero mi fe no se agota.
Nada apacigua este impulso. Nada me calma la sed.
Peor es cuando el dinero se resbala, gota a gota,
Y tocan a mi puerta la inquietud y la ansiedad.
Lo grave no es saberse hundido en bancarrota,
Sino aguantar la crisis por no poder jugar.
Pero me seco el llanto, y me prometo ser más fuerte.
Sólo es una mala racha, no es que no pueda ganar.
Seguro si lo intento esta vez tendré más suerte.
¿Quién dijo que era malo darse el lujo de apostar?