¿Qué más faltará? Nunca me vi obligado a creer en los pesimistas. La gente rica acostumbrada a tener todo está en una depresión de no saber qué hacer. La gente pobre ve cada vez menos dinero sin saber sobrevivir. Siento que la nacionalidad ya ni siquiera tiene sentido. Ni siquiera el fútbol me llama la atención como antes. ¿Cómo vivirán los jóvenes del mañana? Enfermedades nuevas, guerras antiguas, fútbol de siempre, ¿esta forma de vivir durará? La incertidumbre se ha convertido en la certeza de lo que nos espera. Solo le pido a Dios que sigamos siendo racionales. Al menos eso.