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Me colé en su fingido mal humor
con un poema en cada zapatilla,
encontré en un rincón una semilla
repleta de amistad en su interior.
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Recuerdo sus palabras malsonantes,
las ácidas, directas y jocosas.
Recuerdo del poeta muchas cosas,
el “sigue hacia delante y no te plantes”.
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Mantengo los consejos de aquel ente;
del gruñón y su trato más humano,
del “si quieres dispuesta está mi mano“:
la mano de un amigo, simplemente..
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Hoy falta la palabra y la razón
del quien puso al villano en su rincón.
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Fotografía y poema: Ramón bonachí.
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Para un viejo poeta, a veces gruñón. Se las daba de duro y era un trozo de pan