Ese breve sonido que rompe el silencio infinito cuando tus ojos se cierran y no hay nada más que el pensamiento fugaz de lo que fue o podría ser, no hay en este instante rastros del atardecer solo queda el recuerdo que la vida es, así, fugaz como una nota en el pentagrama, una letra en un libro que relata novelas baratas, y muchas veces es, solo el espacio entre una palabra y otra, en un montón de párrafos. Para volver no hay cómo, para marcharse no hay que quererlo, basta con esperar el tiempo justo parado en la estación, es un viaje sin retorno, aroma que del café sale y se marcha por la ventana para perderse eternamente en esa lluvia de afuera, esta noche la vida pasa, la vida muere, pero al mismo tiempo esta vida de juventud nos abraza, y estando aquí en casa, pienso en ella sin importarme si quiera que la luz de su estrella brille alumbrándome un poquito, ah vuelo de un diminuto insecto que ha pasado por mi mente, pero este bendito presente se me va, hay eternidad en estas letras y el sonido de esta canción, vivo la vida, aunque por instantes muero sin morir y quedo a solas con la imaginación de una muerte anunciada. Relativamente la vida es bella, pero la noche oscura tiene neblina y detrás de aquella colina se escondió la luna, y qué hacer cuando se rompe el silencio en un suspiro y los ojos saben que no hay fortuna, ninguna que sea lejos de tu pecho. Esta noche me sirve de techo y me marcho una ves más a caminar por aquellas calles que huelen a rosas y de las estrellas es la única luz que se resbala por ellas…