No quiero oír el ruido del silencio
ni mirarte a los ojos después de esta noche,
sino encerrarme en mi capricho de niño
y arrullarme siempre en tu cariño.
No quiero verte despierta
cuando yo esté despierto.
No quiero oír el ruido del silencio,
ni siquiera la voz que me sale de adentro.
No me digas la verdad
dime la mentira,
ya que sólo así podré soñar
queriéndote todavía.
Y no es un pesar el quererte
sino más bien una alegría,
un sentimiento extraño y confuso
que llevaré de por vida.
No quiero oír tu voz
ni siquiera adentro del silencio
sólo quiero abrir los ojos y saber
que estoy soñando despierto.