Tristeza que ahondas
como garfio en mi herida,
deja de lacerarme
¡ten piedad!
con voz humilde te lo pido.
¿Cual es la razón de tu existencia?
si solo eres una intrusa
que perturbas la vida.
Mil veces trato de ignorarte
me unto bálsamo en la herida,
pero como eres una afección
te imprimes en el débil espíritu.
No creas que por mi flaqueza
me rendiré ante tu conjuro,
aunque me tarde en hacerlo
te venceré tenlo por seguro.