Es la mente infantil maravillosa,
en ella se tejen dulces quimeras,
apetencias de épocas primeras
llenas de fantasía poderosa.
Tienen los niños alma candorosa,
jamás dejan preguntas prisioneras,
muchas son serias, otras lisonjeras,
así muestran su mente habilidosa.
Alimentan los niños la pureza,
con su sonrisa son los promotores
de brindarle a la vida la terneza
que bruñe el corazón de los mayores,
en ellos siempre existe sutileza,
dibujando la vida de colores.
Los niños son amores,
le dan felicidad al corazón,
sin duda, son gloriosa bendición.