Ella se cortó el cabello
y lo trenzó para obtener una cuerda.
Luego se amputó el pecho derecho
para tensar mejor el arco
y disparar una flecha
al ojo del sol.
El sol se quedó ciego,
y la luna le guiñó su ojo ciclópeo,
sonriendo.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.