A un célebre poeta…
Saludad al magnífico liróforo
que, con necios dislates y lisonjas,
magnifica a los hombres y las monjas;
o presume cantar con la verdad.
Su primera virtud es la estulticia;
la segunda, la gran rapacería;
la tercera, del verso la «armonía»;
y la cuarta, su célebre beldad.