Iba por la carretera pensando en un fin de semana con paz y tranquilidad.
Me cruzo con un rastro de una guerra pasada, hace décadas.
Pero sentí el horror y el drama. El coche de combate pasó por una mina.
¿Qué pensarían los jóvenes momentos antes?
Me emocioné.
Ni sé ni me importa a qué fuerzas militares pertenecían.
Pero qué dolor siente quien se queda aquí. Y afortunadamente la paz y la reconciliación trae la felicidad de sentir la vida en el día a día.
Créeme.
Ver y sentir es muy diferente de lo que hablan en la televisión.