La luz del alba venía,
Cual mariposas a tu ventana
Una gota de roció en tu piel se detenía,
Extasiada por tu belleza ésta mañana.
Tu silueta entre rosas se movía,
Y al unísono tres pajarillos trinaban
Era tan hermosa aquella melodía,
Que a danzar los gorrioncillos te invitaban.
¡Qué cuadro majestuoso!
Trazado por tan delicadas manos
Quiso el tiempo guardar algo tan hermoso.
Entre el refulgir de dos puntos arcanos.
Viajó tu aroma en alas del viento,
Invitando a salir a la primavera
Llegó el sol lo más de contento,
A charlar con aquella jardinera.
Bendito seas tú mi creador
Arquitecto de aquella hermosura
Déjame señor, contemplar su candor,
Y tocar el borde de su vestidura.
Cuánto tiempo, no losé,
Detener yo, este momento
Es que lo bello y sutil poco se ve,
Aún que exista en el pensamiento.
Quisiera con mis palabras,
Dibujar aquel instante
Y al imaginar tú descubras,
Aquella mañana tan radiante.
Ahora podrás volar
Imaginación al infinito
Y desde lo alto podrás contemplar,
Las maravillas de mi Dios bendito.
Ángel R. Anaya Puerta
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