Raiza N. Jiménez E.

Mi Final.-

En las tardes frías del hastío, yo también me iré.

Muertas, las hojas, se quedarán atrás, bien atrás.

La lozanía de la primavera, ya se ha marchado lejos.

Nada vetusto ocupará el lugar de esta sutil alegría.

Te fuiste, pero me quedó algo, la pena y el rencor.

***

El huerto fértil de mi alma está sintiendo tu lejanía.

Sin tu amor ya siento un filoso puñal que me hiere.

Añoro aquellas bellas noches ataviadas con tu voz.

Tú, regresabas a mí, con unas bellas y sonoras rimas.

Hoy te lloro y vestida de noche, evoco tus cantos.

***

¿Qué pasará con este hermoso sentir no compartido?

Mis tardes en la ventana, aún se llenan de tus aromas.

Tus manos, crisol de bellas notas, mudas han quedado.

Yo sólo escucho el tintinear de las campanas y el viento.

Sé que no hay peor martirio que evocar el dolor vivido.

***

También, que en los seres que yo he amado, hay temor.

Sin dudas, vivirán en los espacios de mis pensamientos.

Nada muere cuando se lo ha querido y, se lo ha amado.

Ello, se anida en lo más profundo de nuestros corazones.

Yo hoy me resisto a matar lo más amado, y a mis anhelos.

***

Nada muere sí el alma ha sido la cuna de un gran sentir.

Ahora soy dueña de mis penas y nunca olvido lo soñado,

Yo he guardado en el cofre de mi corazón, todas mis joyas.

Ayer, yo te amaba y hoy, te apartas de mí, como sí Nada. 

Huyes de mí, como plácido remanso que se va rodando.

***

¡Todo aquel que se va con el viento, como éter se tornará. Ningún recuerdo estará tras de ti y de ti, nada quedará!