viento_sur

Callar la noche

Calmar la ansiedad en los labios:
las cosas que no voy a decirle
disueltas en ese bosque tras sus ojos,
donde no brilla ninguna estrella.

A dónde alguna vez
quise acampar por siempre
inventando los colores
que jamás existieron
para pintar el Sol entre los abetos.

Y pensar que allí desnudé mi latido
sin temor
para convertirme en la carne
de sus lobos.

Sólo quedan pellejos del alma
y el hedor de mi sangre
sobre la tierra.