Pasaba unos días felíz en el campo;
llovía tanto con truenos y relámpagos,
que la casita de caña es alta, y yo
desde el balcón veía correr el agua
hacia el río; ellos me preguntaron
si no tenía miedo le sonreír, y mi
respuesta fué: aquí estamos en tierra
firme, en el mar solo agua y cielo;
allá siento el miedo cuando llueve,
solo olas altas, parece que el barco
se va a pique y por las noches no se
duerme. Lo bonito es que después
que pasa la tormenta viene la calma.
Que maravilloso es mi Dios, porque
Nos bendice con buena pesca; regresar
a casa felíz agradecido de él, por
darnos el pan en la mesa, bendito
sea DIOS por sus bendiciones.