El cielo amaneció nublado y triste.
Las aves en las ramas no cantaron;
las nubes, unas lágrimas lloraron,
regando aquel jardín que aún existe.
Recuerdo que hace un año tú te fuiste
y junto con mi padre, se marcharon.
Ahora de mis ojos, ya brotaron,
las lágrimas de amor que tú me diste.
Qué triste es recordar en la distancia
del tiempo que se va, como un soplido;
sus vidas me dejaron la fragancia
que anuncia que de mi alma no se han ido
pues vive para siempre en abundancia
su amor que existe en mí, que nunca olvido.