Las noches son muy jodidas para mí,
cuando el cielo se cierra y las tablas del suelo no crujen porque todos han ido a dormir,
claro que también existen espacios vacíos destrozando al día, agujeros perdidos entre las tinieblas, ojos que no se cierran al dormir,
suelo saciante de rebotes autónomos de quejas que, al escuchar la voz implacable de las almas perdidas, cae deslumbrado del esplendor que aqueja brindar a seres tan miserables la oportunidad de vivir,
de mal destino o falla en la moraleja el malo puede soñar al cortarle los ojos de la pobre oveja que crio al ver a su madre morir,
la almohada que atonta sin que nadie sepa se acuesta bajo los huesos del cráneo de aquel inhumano que sonríe ante sus victimas dejándolas locas sin ganas de vivir,
poema sin verso, poema sin rima, pastilla en la boca que deja seca la boca de la pobre escritora que su voz han herido que ahora sus manos solo escriben lo que no puede decir.