Juan Beltrán

MEDIA NOCHE

Entonces llega la media noche 
y recargo mi cabeza sobre la mano,
perdiendo la mirada en la cima de las montañas.
Y pienso en el valle donde sé que estás tú,
divina, etérea, única y resplandeciente.
Arriba en el firmamento,
diez mil ovejas pastorean alrededor de la luna.
Es azúcar el sereno que cae sobre mí,
Aun a 15 grados y a 11 kilómetros de ti,
siento la calidez de nuestro abrazo del domingo pasado.
¡Quererte es locura!
Hasta el croar de las ranas 
—que nos disgustan— 
es un canto al amor y a la ternura 
que explotas desde mis huesos, sangre, tripas y miocardio.
Eres etérea.
Eclipsas la luna y yo te quiero.
Te quiero, te quiero, te quiero.