Actuando de manera muy mezquina
mi amante corazón lo destrozabas;
y en medio de mis penas tu brindabas,
clavando en mi ilusión artera espina.
Con pérfida sonrisa viperina
de todas tus promesas te olvidabas;
y dentro de mi pecho me clavabas,
la pena dolorosa que asesina.
Con manto de dolor y de tristeza
cubriste mi existencia de negrura;
manchando con tu acción la gran nobleza
de aquella mi pasión que fue tan pura;
matando con tu engaño y tu vileza,
de mi alma, sentimiento de ternura.
Autor: Aníbal Rodríguez.