Es el calor de un bramido celestial
danzando a lo lejos,
bajo el cielo de tus sueños,
en la cuna de deseos.
Sueños que se pierden en la sal
con un berreo desesperado,
un puñado de comienzos
en la palma de tus manos,
seducen tus motivos
acabando con tus miedos.
Miedos fundados en el pasado que se va,
esperanzas rotas, que nos dicen lo que fue,
decepciones falsas del mañana, que son ecos del ayer.
Ecos que brotan de traumas
enterrados en los mares,
nos atormentan por las noches
en nuestros lechos y los valles.
Y sin embargo sales a vivir,
aprendiendo a sanar
a que la vida duele, y se sufre
pero que también se ríe y se siente
se disfruta y te enternece,
si te permites comprenderle.
Hay desdicha y hay desgracia
pero también los latidos de tu alma,
así que llora con tus penas
y sigue con tu calma,
la paga por escucharte
es la paz de tus mañanas.
Te amo.