No fui como tu niña tu jactancia
ni de tus hijos el que más mirabas,
apreciaba de ti lo que me dabas
mas punzaba sentirme en tu ignorancia.
Impulsado por mi alma que te amaba
quería a ti llegar sin arrogancias
y a pesar de mi fe y de mi constancia
te tuve sólo cuando te marchabas.
La atención que no me era concedida
al fin cambió, tocándole a mi suerte
el ser tu compañía preferida,
fuiste uno para mí y pude tenerte
en los días finales de tu vida
y hasta el mismo momento de tu muerte.
De mi libro “De alboradas y de ocasos”. 2005 ISBN 987-9415-21-3