He vuelto a escucharlos
Vinieron de visita y así mismo se fueron.
Han reído y luego han llorado
Después creo haberlos vistos caer
En un abismo eterno y apocalíptico
Sin embargo, al levantar mi vista
Del cielo bajaban, frescamente con incienso de eucalipto
Entre burbujas de humo, efímeros y nauseabundos
Riéndose de mi cabeza, de mi torpeza
De la locura que a diario tropieza:
“De la piedra que jamás, tal vez su tronco endereza
Talvez solo quizás
¡Mañana ya no amanezca!!!
Y todo, absolutamente todo desaparezca.
Y sin embargo, del ombligo emergió la luz
Con ella, el fruto del amor
Encarnizado, y humanizado, hoy me sonríe
Me enoja, y me conmueve con su sonrisa tierna
E ingenua, pero encantadora
Acompañada de esas perlas negras
Señidas al enojo mismo
De cuan niño enojado
Pero feliz mente de la vida enamorado
Armonizan el desorden
Que con paciencia he ganado
Y Tan solo lo miro callado
Y sonrío cual si fuese desmemoriado
Y tan solo eres mi vida
Mi ser, mi esencia y ahora mi locura
¡No mentiras!, apariencias.
De igual forma, te amo hijo mío
como un loco sin consciencia
perdido en su existencia.