Vagaba yo, en mi errante caminar,
sin ser empero un vagabundo al uso,
cuando un destino místico me puso
delante un bello ser al que admirar.
Y allí me quedé yo a orbitar su estrella,
también porque ‘acompáñame’ decía
que yo me la aprendiera, así podría,
de hacerlo yo bien, cantarla con ella.
Ya siete largos años hace de eso
y sigo aún en su órbita girando,
y es por seguir con ella así, cantando,
que aprendo yo canciones, lo confieso.
Recuerdo que, al llegar su cumpleaños,
canté yo en un poema aquel encuentro
y grato para mí fue el reencuentro
con esa ocupación, tras tantos años.
Tal como ella me dijo, la acompaño
y, siendo ya otra vez su cumple, evento
que es bueno repetir, yo, muy contento,
le auguro ser feliz, por muchos años.
© Xabier Abando, 30/11/2022