Rafael Escobar

\"EL FRUTO PERFECTO\"

 

 

La tarde melancólica

desliza muy serena

y escucho de una quena

su nota muy bucólica,

con ritmo cadencioso

de regios coloridos

que llenan mis sentidos

de ensueño luminoso.

 

Pintada de fulgores

contemplo la sabana

que hermosa y soberana

la miman ruiseñores

con trino wagneriano

que tiene el gran arpegio

del dulce sortilegio

del violín parnasiano.

 

El viento acariciante

sacude los laureles

sintiendo que Cibeles,

hermosa y deslumbrante,

les dio magnificencia

de nobles caballeros

que adornan los senderos

con gallarda presencia.

 

El cielo lo contemplo

con rayos estelares

que son regios altares

de magnífico templo,

que lleno de pureza

 nos muestra su hermosura

con esa luz tan pura

de celestial belleza.

 

De pronto a la distancia

observo una figura

bordada de ternura

y mística elegancia;

su rostro tiene lumbre

de un ángel refulgente

con esa luz ingente

de tierna dulcedumbre.

 

De sus labios emanan 

sonrisas luminosas

tan regias y gloriosas

que mil sueños desgranan;

sus ojos me parecen

dos rayos de topacio

que inundan el espacio

y mi alma la estremecen.

 

La luces del poniente

con su color violeta

enmarcan su silueta

con aura incandescente,

con la estampa impecable

de una bella vestal

que con paso triunfal

a nada es comparable.

 

Me quedo embelesado

mirando que se aleja

y en mi memoria deja

su rostro inmaculado.

¡Entonces con ternura

su encanto lo disfruto

pensando que es el fruto

perfecto de Natura!

 

Autor: Aníbal Rodríguez.