Mi sonrisa es seca y mi rostro es serio,
mis espaldas anchas, mis músculos duros
mis manos partidas por el crudo frío
sólo ocho años tengo, pero no soy niño.
Detrás de mis ovejas ando por el cerro
y cargau mi leña bajo hasta mi puesto
a soplar el fuego, a mismiar mi soga,
y no tengo tiempo para ser un niño.
Los años caminan y todo es lo mismo,
moti, sal con lechi son mis caramelos,
mi juguete un chivo o el perro ovejero,
poco tiempo tengo, pero no soy un niño.
Mi avión de juguete es un cuervo viejo,
mi camión un burro de trotar muy lento,
mi amigo, es el zorro que roba mis cabras
y es todo mi consuelo de poder ser niño.
Mi rostro es de viejo y mi andar de agüelo,
mis callos partidos por piedras del cerro,
mi poncho rotoso por el fuerte viento,
todo eso me dice, que no soy un niño.
¡Y no hay reyes magos,
no hay Días del Niño,
jamás tuve suerte
de poder ser niño!
- Fortunato Ramos.