Somos presente,
sin tempestad ni sombras
nuestras manos desnudas,
rompiendo las piedras,
nuestros labios ardientes,
extendiendo el latido,
de un corazón con rostro,
que olvida el olvido,
venciendo distancias,
sin cielo y en silencio.
Somos presente reinante,
bajo el árbol que cobijó el anhelo,
donde nacimos al horizonte,
conmocionando el pensamiento,
transformando el viento,
en palabras y secretos.
Somos la luz que apacigua la duda
al saber que no seremos los de antes,
los del mar sin sonrisas,
y la vida sin nacimiento,
los de labios sin suspiros,
y corazón sin latidos
Somos el rostro que no olvida
la estatua que forma el anhelo
bajo la flor y la rama,
bajo la brisa y el viento
cuando alma y la mía
se aduermen, más allá del recuerdo,
más allá del deseo.
Somos los ojos y oídos,
sin ventanas traseras, sin pasado ni tiempo,
sin pupilas oscuras, sin noches de fuego.
Somos palomas en vuelo
bebiéndonos desde dentro.