En el encalado patio,
el alegre trino de las golondrinas,
espanta monótono invierno
&
invita al nuevo día
ejercitar su mañanera sonrisa
Juguetona,
la sombra del tejado
empieza a retroceder,
con cuenta trinos,
sin olvidarse antes acariciar
el primer tramo de
la escalera a la Puerta Verde.
El mercurio toma cuerpo
&
empieza a desperezarse
al calor de una jornada al alza.
En ayuno, salen las hormigas
de sus ciudades
&
caminan nerviosas
a supermercados por descubrir.
YO,
anticipándome al cotidiano trajín,
que pronto se hará dueño de la escena,
busco el tendedero
para,
junto a toallas
&
paños de cocina,
colgar mi corazón a blanquear,
donde
mañana tatuaré:
de cómo
el día aprende a sonreír
&
de cómo
la escalera a La Puerta Verde
anhela las onduladas caricias
de la sombra del tejado
&
de cómo
los bostezos del mercurio
empuja a las hormigas a ir de compras
&
de cómo,
al fin,
la primavera se adueña del patio.
Intrigado late mi corazón.
¡La Puerta Verde no suelta prenda!