Cuarto creciente de una luna amatista
de la oscuridad cuelga casi vertida,
en ojos de luz de un espectro alquimista
la esperanza cuelga de la noche hendida.
Entre pétalos que caen con desenfado,
ella, su voz viene del viento vestida
como un susurro, como un ruego alado
entre las hojas de ramas imbuida.
Tu nombre aquí viene a mi como un abrazo
entre rocas de quebrada musitado,
invisible tras la bruma hecha un cedazo
mi corazón late oculto y entrabado.
Dónde estás, en qué lugar de aquel valle,
antes deja tu recuerdo en un retazo
donde en cualquier día triste yo te halle.