José Luis Barrientos León

Reflexión de nosotros.

 

Todo se aquieta,

cuando tu rostro de pronto olvida,

que había nacido el ocaso,

y nada existía bajo la sombra del árbol,

cuando los labios sin suspiros,

alejaban del mar las sonrisas,

y del presente los pensamientos.

 

Es como si cerca de ti, nada se conociera

y la simiente brotara descubriendo la vida

para volver al nacimiento, natural, sin azares,

y todo fuera como antes, sin ser lo que era

la luz sin sombras, la noche sin oscuridad

 

Pero ¿nazco a tu lado? ¿O me redimo?

Tal vez todavía no.

Tal vez aun, la brisa arrastre sombras,

y, mis manos no deshacen las piedras,

y tus labios guardan abismos,

y nuestras figuras extienden olvidos,

en los espacios sin cielos y sin palabras,

nuestra presencia se resiste,

y se hunde en silencios.

 

Pero somos presente,

apaciguando temores, renaciendo sin miedo,

desnudando las almas, para descubrir los caminos,

bajo la flor y las estrellas, sobre el viento y la rama,

somos universo que late, con pasión y con verbos,

con la ceniza del fuego, con la palabra y el aliento.

 

Nada sé, sin ti, solo existo,

aunque tu rostro olvide,

y tus ojos omitan,

aunque mis manos se cierren,

y no pronuncien vocablos.

Nuestros vientres serán simiente,

y nuestros labios latidos.