Raúl Bonilla

Treinta Noches de Otoño: Noviembre 25

I

Medio día

El campus está lleno de vida

Feroz juventud de mil almas cuya energía hace retumbar los edificios

 

¿Cuántas de ellas saben que existo?

Ninguna se percata de nuestro intercambio de miradas

 

Ni conocen el millar de historias que se entretejen en el laberinto

Ajenos a la sincronización de dos almas

 

Media Noche

La calle llena de bares

Mil botellas esperando a ser bebidas para hacernos olvidar

 

Al apagarse la luz, no podemos hablar nada. Estamos unidos en un beso que trasciende el alma

 

Y afuera en la oscuridad

Los espíritus del futuro esperan un descuido

Para hacerme olvidar

 

II

Las frías bancas del aeropuerto

Vacías como mis recuerdos

Son testigos silenciosas de mi espera

 

Por la ventana resplandecen los dorados y rojos colores

Evidencia de que el año y yo, ya hemos envejecido

 

Los demás van y vienen

Es un desfile multicolor

Que solo yo observo

Sentado inmóvil 

Esperando el anochecer

 

Y a lo lejos Ella se acerca

Tímida sonrisa que invade el solitario recinto

Lejano como el sol del poniente 

Que abraza los ecos del pasado

 

De repente, en la soledad de la noche, los años ya no pesan tanto...

 

III

Ni mil imágenes pudieron

Hacer entender lo obvio

Porque el oculto significado

Como fantasma en la niebla

No dejó que él comprendiera tus planes

 

Entre mil voces

Todas perdidas en el infinito susurro

Que la desesperación, en sacrificio

Intentaron hacerle entender

 

En el fracaso

Que nace de las oscuras entrañas de la madriguera 

Desde donde reptan las vacías palabras, que él, titubeante

Quiso gritar en medio de la noche