Llenaba su mente el olvido.
memoria que retiene sueños
donde el silencio es su dueño,
dueño de fatigas y soledades,
de pasos lentos y cruzados,
pasos de pesares vagan envueltos
de nubes de satén rumiando el pasado.
Oh, madre, siempre tu mirada
profunda, atenta, fija, intermitente,
unas veces radiante, otras apagada.
¿Dónde están tus decires?
Los ojos abarcan el horizonte,
son receptores de una memoria
perdida, vacía, una memoria borrada,
una memoria que habla, que dice
con la mirada, mirada dulce y tierna,
mirada sobrecogida, mirada de amor
y ternura entre nubes de algodón,
Es la transmutación de la memoria
en observancia, en reflejos afectuosos
y apasionados, es el fluir suave y cariñoso
que nos infunde el amor de madre.